¡Seis estudiantes de la Fidelitas en Reto Marte 2025!
Ya todos hemos escuchado esta idea o interpretación que los jóvenes no son el futuro del país, son el presente, y cada semana nos prueban lo cierto que es esto.
En el episodio pasado les conté de un grupo de jóvenes que están ampliando el conocimiento espacial y hoy les traigo otro proyecto que está abriendo nuevas fronteras en esta disciplina.
6 estudiantes de la Fidelitas, Emanuel Jiménez y Ghazeel Morales, Yair Navarro, Endry Rosales y Andrea Alfaro, cada uno especializado en su propio ámbito de ingeniería o ciencia, desarrollaron “Sibu”. Supervisados por Marco Corrales y Alejandro Gavarrete.
Voy a tratar de explicarles el proyecto en palabras más simples. Sibu es un biorreactor automatizado (un biorreactor es un dispositivo o sistema que reproduce ciertas condiciones controladas para que puedan crecer organismos vivos o células como bacterias, levaduras o algas)
En este caso, Sibu usa algas para convertir dióxido de carbono en oxígeno, simulando el proceso de fotosíntesis.
Al crear más oxígeno, y si esto se logra hacer en escala, podría ser posible agilizar este proceso que limpia el aire y que nos ayuda a respirar mejor. Y al ser una máquina transportable, la idea es que no solo esto se haga posible en nuestro planeta sino también que se pueda replicar este proceso en otros planetas.
En junio, estos chicos ganaron una competencia nacional, el hackathon, lo que les abrió las puertas para competir a nivel internacional. Esta semana viajan a Madrid para la final de Reto Marte.
Reto Marte, organizada por Virtual Educa y la OEA, escoge a jóvenes de varios países incluyendo España, Portugal y Puerto Rico.
Los chicos redactaron también un documento técnico extenso de más de 100 páginas y van a estar presentando y defendiendo el prototipo ante un jurado.
Hay varias cosas que quería recalcar de esto, más allá de que sea otro super logro en la juventud.
Por un lado, estos chicos están poniendo en alto a Costa Rica como un país que se preocupa por la sustentabilidad y la conciencia ambiental.
Además nos recuerda que no hay porque limitarse por el alcance o el tamaño o el impacto que podemos tener solo por nuestra geografía o nuestra edad.
Este tipo de proyectos y competencias amplían nuestra visión de la educación.
Lo que quiero decir es que no es solo lo que pasa dentro de la clase, a nivel teórico y textual, pero hay que sacarlo de estas paredes. Se aprende cuando creamos algo desde cero, cuando nos permitimos despertar la creatividad y la imaginación, cuando experimentamos.
Estos espacios de exploración y experimentación son el canal para empezar a encontrar soluciones donde antes no las había.
Y bueno, ya que estamos hablando de Costa Rica como un país que se preocupa y tiene como prioridad la sostenibilidad, el cambio climático, preservar la biodiversidad, cabe recalcar que esto no pasa porque sí.
Solo porque somos un país verde y biodiverso no podemos tomarlo por un hecho. Como todo, lleva esfuerzo y trabajo y compromiso.
Y bueno, no somos los únicos que reconocemos esto.